martes, 15 de mayo de 2012

Cascadas del Purgatorio


Domingo 13 de Mayo de 2012, una nueva salida que os presentamos. En este caso una de las clásicas de la Comunidad de Madrid y en la fecha mas idónea del año, el deshielo primaveral. Quedamos en la mañana del domingo a las puertas del Monasterio del Paular, en el Puente del Perdón. Este sería el inicio de nuestra ruta que nos iba a llevar recorriendo el curso del Arroyo Aguilón hasta nuestro destino, las Cascadas del Purgatorio. Las Cascadas del Purgatorio son un conjunto de cascadas situadas en la zona central de la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central), en la cabecera del Valle del Lozoya, en la vertiente norte de la alineación montañosa de Cuerda Larga. Administrativamente están dentro del término municipal de Rascafría, en el noroeste de la Comunidad de Madrid.

Tipo de marcha: Circular
Distancia: 14 Km
Desnivel acumulado: 375 m. de subida + 375 m. de bajada

La marcha comienza por una carretera asfaltada, pero sin trafico, solo de acceso para la Guardia Civil. Pero es solamente durante un pequeño tramo, en cuanto llega a la zona de Las Presillas -piscinas naturales del pueblo de Rascafría- la carretera se convierte en pista forestal. La pista que circula en paralelo al curso del Río de la Angostura, nos lleva al encuentro del valle por el que desciende el agua del deshielo del Arroyo del Aguilón. Estos pocos kilómetros nos sirven para tomar contacto con el terreno y para tranquilamente ir calentando motores. El grupo esta formado en esta ocasión por ocho personas y rápidamente se forman dos grupos, jeje de edades parecidas. Los "veteranos" delante, los mas jóvenes detrás, total cuatro + cuatro. En unos cuarenta minutos llegamos a un puente que cruza el Arroyo Aguilón y nos reunificamos, pues nos habíamos separado un poco. Aquí hacemos consenso y decidimos salirnos del camino principal, el mas indicado y ascender el arroyo por su margen derecha siguiendo un pequeño sendero. El paisaje y el entorno es mas bonito que por el camino y vamos totalmente solos. Disfrutamos el ascenso escuchando el rumor del agua que saltando de roca en roca se dirige veloz hacia su encuentro con el Río de la angostura para sumar fuerzas en su descenso hasta su primer remanso en el Embalse de la Pinilla. Durante otros veinte minutos de paseo relajado, progresamos sin ningún contratiempo, ahora ya todos mas menos en fila india y charlando entre nosotros.
Pasado ese tiempo, nos volvemos a encontrar con el camino, pero ahora este muere en un puente para poder cruzar al margen izquierdo del arroyo por donde continuamos subiendo, eso si, por un sendero, camino de nuestra cita. El valle se torna a partir de este punto bastante mas estrecho y el arroyo se encajona mas. El rumor del agua se convierte en un pequeño rugido, al recorrer los bloques graníticos que va sorteando. Aquí el sendero nos conduce por la ladera del estrecho valle y en ocasiones nos hace ascender pequeñas rampas, pero sin ninguna dificultad. Para los veteranos, para los que ya hemos ido mas veces, el final comienza a intuirse, el pequeño rumor va ascendiendo de volumen poco a poco y sabemos que el destino esta cercano. Poco a poco la senda va girando hacia la izquierda y nos obliga a ascender algunas rocas mientras el valle se estrecha aún mas y comenzamos a ver pequeños saltos de agua, un metro o metro y medio. Casi de repente no encontramos cara a cara con la primera de las cascadas, la mas baja de las dos. Llegamos a un pequeño mirador de madera y disfrutamos de las bellas vistas de esta cascada, como he dicho la primera de ellas, la mas baja, unos diez metros, en dos tramos. Para ver la cascada superior tendremos que subir por la ladera izquierda remontando el curso trepando un poco sobre los enormes bloque de granito que separan una de la otra.

Esta cascada superior tiene un salto de quince metros y es incluso mas espectacular que la baja. Los mas atrevidos se lanzan a descalzarse y meter los pies en las gélidas aguas del deshielo. Claro que con el estupendo día que ha salido y temperaturas mas propias del verano que de la primavera, meter los pies sabe a poco. Y un poco locos que estamos, nos atrevemos a disfrutar de un refrescante baño. Toda una delicia disfrutar de las aguas del Aguilón, puras, cristalinas, jóvenes. Después del bañito se nos abrió el apetito y decidimos descender un poco hasta encontrar un buen lugar para comer algo. La comida, frugal, fue devorada en instantes. Son aproximadamente las tres de al tarde, es pronto para regresar a Madrid. De nuevo volvemos a hacer referéndum democrático y llegamos al acuerdo de volver sobre nuestro pasos, pero no con el objetivo de regresar hasta los coches, no. Nos planteamos que podemos llegar sin dificultad a la pequeña Presa del Pradillo, antigua toma de agua de una central hidroeléctrica que hace muchos años sirvió de electricidad al pueblo de Rascafría. No tardamos en llegar, y el espectáculo merece la pena. Con el río crecido, el agua desborda el frente de la presa formando una cascada enorme, de un ancho que no cabe casi en la foto!! Una verdadera maravilla. Esta presa diminuta genera un remanso de agua que permanece lleno de agua en cualquier estación del año. Fenomenal para sofocar con sus aguas los rigores del calor veraniego y que es frecuentado por bastante gente que huye del calor y el agobio de la ciudad. Hasta aquí, nuestra cómoda ruta dominical, toca regresar, desandar los kilómetros recorridos y retornar al punto de partida, el Puente del Perdón que fue donde dejamos los vehículos. Las buenas sensaciones que nos transmiten los compañeros de ruta son como un regalo para nosotros. Todo el mundo ha disfrutado del día y del espectáculo que nos ha ofrecido la naturaleza.

Gracias a todos por la compañía y deseamos poder contar con vosotros en otra ocasión.


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